4 mitos sobre la ansiedad 1

Si has experimentado alguna vez un ataque de ansiedad o alguien cercano, es muy probable que hayas escuchado también alguna de estas afirmaciones. Una de las primeras cosas que hacemos en terapia es desmantelar estos mitos explicando qué es y cómo funciona la ansiedad, ya que no tener la información correcta acrecenta el miedo. A continuación te presentamos los cuatro mitos más comunes que nos encontramos en consulta:

Mito nº1. “La ansiedad es mala”

REALIDAD: La ansiedad cumple una función protectora, pues nos ayuda a sobrevivir mediante un estado de alerta que nos prepara para hacer frente a situaciones estresantes o potencialmente peligrosas, poniendo en marcha a todo el organismo para huir o luchar. Este estado resulta beneficioso para actuar de forma rápida y eficiente.  Sin embargo, no debe ser mantenido durante demasiado tiempo, de lo contrario, puede ser perjudicial, apareciendo síntomas que afecten a otras áreas de nuestras vidas.

Mito nº2. “Me va a dar un infarto”

Una de las sensaciones más comunes cuando experimentamos un ataque de ansiedad es la taquicardia, una señal sumamente desagradable que nos hace creer que vamos a sufrir un ataque cardíaco.

REALIDAD: Se trata de una reacción de activación del sistema nervioso simpático, que, acelerando las pulsaciones, nos prepara para una situación de amenaza, pues el corazón es capaz de bombear más sangre rápidamente a los músculos de nuestro cuerpo. Un ritmo cardíaco acelerado no es peligroso ni un ataque de ansiedad puede dañar el corazón, pues las pulsaciones máximas que se suelen dar en estos casos son similares a cuando realizamos ejercicio físico. El problema ocurre cuando no podemos identificar cual es el peligro, porque el sistema se ha desregulado y está percibiendo amenazas que realmente no lo son y reaccionando ante ellas de forma indiscriminada.

4 mitos sobre la ansiedad 2
Ansiedad

Mito nº3. “Me voy a ahogar”

REALIDAD: En un momento de mucha ansiedad tendemos a respirar más rápidamente, respondiendo a la respuesta de alerta del cuerpo, ya que se precisa más oxígeno para luchar o huir. Sin embargo, en la mayoría de las situaciones en las que tenemos ansiedad no se requiere un esfuerzo físico tan grande y esto provoca un estado de hiperventilación, donde respiramos más aire del que realmente necesitamos, lo que provoca una falsa sensación de falta de aire. Y los intentos por llenar nuestros pulmones, pensando que están vacíos, cuando en realidad están llenos, aumentan esta sensación de ahogamiento, lo que hace que aumente nuestra ansiedad.

Saber que se trata de una percepción errónea, que es prácticamente imposible llegar a ahogarse en un ataque de ansiedad, aunque las sensaciones fisiológicas sean muy parecidas a cuando nos estamos ahogando, nos facilitará poder respirar más lentamente y así, poder relajarnos.

Mito nº4. Me voy a desmayar

Las sensaciones de mareo, visión borrosa, vértigo, inestabilidad, temblor, etc., puede desencadenar miedo a perder el conocimiento.

REALIDAD: La probabilidad de que esto ocurra es mínima, pues para que se produzca un desmayo, tiene que haber una bajada de la presión arterial y un descenso del ritmo cardíaco. Pero cuando tenemos un ataque de ansiedad, en realidad experimentamos todo lo contrario: un aumento del ritmo cardíaco y de la tensión.

Entonces, ¿por qué tengo esa sensación de mareo?

El mareo se produce al acelerarse la respiración para obtener más oxígeno y al acelerarse el corazón para bombear más rápidamente la sangre y poder oxigenar las extremidades (recordad que hay que luchar o huir, por lo tanto los miembros superiores e inferiores estarán mejor irrigados que el tronco). Esta descompensación hará que haya menos sangre en el cerebro. ¿Qué ocurre si esta reacción se produce en una persona que tiene un estado de ansiedad basal alto? Muy probablemente otros síntomas que estén apareciendo sea pérdida del apetito, por lo que la persona puede encontrarse débil y/o deshidratada y si se produce un desmayo sea por una conjunción de estos elementos. Otra excepción son las personas que padecen una regulación deficiente del sistema nervioso autónomo o Síndrome vasovagal.

Si tú o alguien de tu entorno ha sufrido ataques de ansiedad y queréis más información sobre este tema, no dudéis en contactar con nuestro equipo de profesionales. Os ayudaremos a entender por qué está apareciendo y a trazar un plan de intervención personalizado.