La enuresis, a menudo llamada eneuresis de forma incorrecta, se refiere a la incapacidad de controlar el proceso de micción de forma voluntaria en personas que ya deberían haber conseguido un control vesical adecuado. Según la APA, la falta de control sobre la micción nocturna es más común en niños, mientras que la incontinencia diurna es más común en niñas. La prevalencia de la enuresis, es decir la proporción de afectados, es del 5-10 % en los niños de 5-10 años, del 3-5 % en los niños de 10-15 años y de alrededor del 1 % en las personas de 15 años o más.
El proceso de expulsión de la orina está controlado por dos esfínteres, uno interno y otro externo. Los riñones se encargan de filtrar los líquidos que ingerimos y enviarlos a la vejiga, que se encarga de retener la orina hasta que alcanza su máxima capacidad, momento en el que se abre el primer esfínter y se produce el reflejo de micción, provocando que nos entren ganas de ir al baño. El segundo esfínter es el responsable de que una vez sentimos ganas de orinar podamos controlarlo, ya que su relajación o contracción es voluntaria.
Fases de control de los esfínteres.
Una vez llegamos a la fase adulta, la mayoría de nosotros es capaz de realizar un control casi perfecto del segundo esfínter, pero es en la etapa infantil en la que aprendemos y perfeccionamos este control, pasando por varias fases que dependerán del ritmo de maduración de cada niño, por lo que las siguientes etapas son únicamente una aproximación.
- Entre los 15 meses y el año y medio el niño aprende a anticipar y reconocer las ganas de orinar, por lo que comienza a avisar de que tiene ganas de ir al baño.
- A partir de los 18 meses, el niño comienza a ser capaz de anticipar con más tiempo cuándo le entrarán ganas de hacer pis.
- A los 2 años de edad, el niño empieza a controlar mejor las ganas de orinar y es capaz de acudir al baño de forma autónoma.
- Desde los 3 o 4 años y hasta los 6 o 7, la mayoría de niños logran alcanzar un control totalmente voluntario del proceso de micción.
Cómo se diagnostica la enuresis infantil.
Los síntomas de la enuresis son unos de los más sencillos de advertir, y por ello no se trata de un trastorno difícil de diagnosticar. La principal dificultad radica en la diferenciación del tipo de enuresis a la que nos enfrentemos y sus causas.
Criterios diagnósticos del DSM-V para la enuresis:
- Emisión repetida de orina en la cama o en la ropa, ya sea voluntaria o involuntaria.
- El comportamiento es clínicamente significativo cuando se manifiesta con una frecuencia de al menos 2 veces por semana durante un mínimo de 3 meses consecutivos o por la presencia de malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, académico (laboral) u otras áreas importantes del funcionamiento.
- La edad cronológica es de por lo menos 5 años (o un grado de desarrollo equivalente).
- El comportamiento no puede atribuirse a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., un diurético, un antipsicótico) u otra afección médica (p. ej., diabetes, espina bífida, epilepsia).
Tipos de enuresis.
Para diferenciar el tipo de enuresis que padece nuestro hijo podemos atender a tres criterios: el momento de aparición, cuándo se produce y si existen problemas orgánicos asociados.
- Etapa de aparición.
Enuresis primaria: Se trata de los niños que no han aprendido todavía a controlar sus esfínteres ni son capaces de acudir solos al baño.
Enuresis secundaria o adquirida: Niños que han conseguido un control voluntario de los esfínteres adecuado a su edad pero en un momento dado comienzan a orinarse de nuevo.
- Momento en el que se produce.
Enuresis diurna: Habitualmente los niños que sufren este tipo de problema suelen orinarse encima durante el horario lectivo o en casa sin tener posibilidad de avisar con suficiente antelación ni controlar el tiempo necesario para llegar al servicio.
Enuresis nocturna: Estos niños son capaces de controlar el reflejo de micción durante el día, incluso mientras realizan actividades físicas como el juego, pero una vez llega la hora de dormir, no son capaces de despertarse para ir al baño o contraer los esfínteres, por lo que mojan la cama.
- Problemática orgánica.
Enuresis orgánica: En estos casos existen alteraciones fisiológicas o psicológicas que pueden explicar la dificultad del niño para controlar sus esfínteres, como enfermedades, patologías o retrasos madurativos. Únicamente presente en el 10% de los casos.
Enuresis funcional: Se diagnostica cuando no existen problemas de base que puedan explicar la enuresis.
Causas de la enuresis infantil.
Existen muchos factores que pueden causar una falta de control voluntario de los esfínteres. Según la APA, el riesgo de desarrollar enuresis infantil puede depender de los progenitores, ya que si el padre ha sido enurético, existe un riesgo 10’1 veces mayor de que su descendencia desarrolle el mismo problema y si lo ha sido la madre, tan solo 3’6 veces.
A nivel psicológico, los niños con un carácter más introvertido, dependiente y con baja autoestima, así como los que han seguido una educación demasiado laxa o demasiado sobreprotectora tienen más posibilidades de desarrollar un trastorno de este tipo.
Las experiencias traumáticas, como los abusos, el maltrato, la pérdida de los padres, los divorcios o incluso el nacimiento de un hermano pueden ayudar en la generación de este trastorno, aunque habitualmente se asocian con la enuresis secundaria debido a la edad de los niños.
Se debe descartar la existencia de alteraciones en la vasopresina u hormona antidiurética (ADH), responsable de aumentar la reabsorción de líquidos, lo que reduce la cantidad de orina generada durante la noche.
Cabe mencionar que existe la posibilidad de que aparezcan síntomas típicos de la enuresis, especialmente nocturna durante etapas estresantes o con grandes cambios, ya que habitualmente cuando los niños llegan a casa, es común que se encuentren demasiado cansados como para levantarse a orinar o inmersos en un sueño tan profundo que no reconozcan las señales de alerta.
Además, la enuresis puede aparecer durante el tratamiento con medicación antipsicótica, diuréticos y otros fármacos capaces de producir incontinencia. En ese caso, el diagnóstico no se debe hacer aisladamente, sino que puede constar como efecto secundario de la medicación. A menos que la incontinencia urinaria ya fuera habitual antes del tratamiento con la medicación.
En la mayoría de casos, las principales causas de este trastorno son tanto psicológicas como educativas, por lo que se recomienda acudir a un psicólogo infantil.
Tratamiento de la enuresis.
El tratamiento psicológico de la enuresis se basa principalmente en un esquema de entrenamiento estructurado en varias fases, en el que se enseña a los pequeños a controlar los músculos del suelo pélvico, implicados en la acción tanto de orinar como de contener las ganas.
Existen diversos sistemas de alerta que emiten un sonido que despierta al niño cuando detectan una ligera humedad, evitando que moje la cama totalmente, y aunque en la mayoría de casos no suponen una solución real del problema, pueden ser de ayuda.
Además, la enuresis habitualmente provoca consecuencias y sentimientos negativos en los menores, como baja autoestima, irritabilidad, vergüenza, miedo a la oscuridad, problemas para conciliar el sueño, tensión emocional, ansiedad por separación, ansiedad generalizada o incluso depresión infantil. La terapia psicológica es el mejor método para atajar estas consecuencias.
¿Qué debemos evitar?
Debemos intentar no mostrar un enfado excesivo con nuestros hijos si se orinan en la cama, tratándolo con naturalidad y demostrando que confiamos en su capacidad para dejar esta fase atrás. No conviene que les hagamos sentir culpables ni avergonzados y debemos tanto dejarles que ayuden de forma activa en la limpieza de sus sábanas como crear o recordarles una rutina fijada para acudir al baño antes de dormir.
Muchos padres tratan de atajar este problema por su cuenta sin darse cuenta de las consecuencias que puede tener en la autoestima de sus hijos, por ejemplo premiar a los niños por las noches en las que no mojan la cama puede parecer una gran idea, pero al ser una acción involuntaria, las noches que no puedan controlarse, los niños sentirán remordimientos y culpa.
Medicación para la enuresis.
En la actualidad solo existen dos medicamentos con efecto probado para este trastorno:
La desmopresina (DDAVP), que es un tratamiento sintético con un efecto similar a la hormona antidiurética y la imipramina, que a pesar de ser un antidepresivo tricíclico, se ha usado para el tratamiento de la enuresis de forma exitosa.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que la desmopresina es un medicamento caro y la imipramina puede tener efectos tóxicos o no deseados.
Si vuestros hijos padecen este problema, no dudéis en contactar con nosotros y estaremos encantados de ayudaros.