Una niña disfrutanto de sentimientos positivos. Psicología positiva.

La psicología positiva es un tipo de aproximación terapéutica que podría englobarse dentro de las terapias de tercera generación. El principal motivo por el que decimos que podría ser englobada dentro de esta categoría es porque la concepción tradicional de la terapia se basa en la solución de uno o varios problemas o trastornos de índole psicológica, de forma muy similar al modelo médico tradicional. Sin embargo, la psicología positiva trata de ir un poco más allá y trata de centrarse y reforzar los aspectos positivos, para prevenir, más que resolver un conjunto de síntomas.

¿Qué es la psicología positiva?

La psicología positiva es una aproximación científica al estudio de las características, experiencias, emociones y rasgos positivos, así como los elementos y programas que facilitan su mantenimiento y desarrollo. Dicho de otro modo, la psicología positiva permite a los psicólogos actuar, mejorar y potenciar los aspectos que nos resultan más agradables y buenos, tanto de nosotros mismos como de nuestro entorno y nuestra vida.

¿Cómo aparece la psicología positiva?

Durante las décadas de 1920 y 1930, los estudios y experimentos psicológicos comenzaban a ampliar su foco de interés para preocuparse por las características positivas de la personalidad y su formación. Psicólogos tan reconocidos como Lewis Terman, conocido por su estudio sobre la inteligencia y John B. Watson, fundador del conductismo, investigaron temas tan diversos como los aspectos que conseguían que un matrimonio fuera feliz, las características de los buenos estudiantes, la inteligencia o los aspectos psicológicos que intervenían en el cuidado de los niños. Esto llevó a una época en la que gran parte de la psicología se enfocaba en el reforzamiento de las fortalezas de los pacientes, para conseguir que su vida fuera más plena, coincidiendo con el momento económico y la mentalidad de los llamados felices años veinte en Estados Unidos.

Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial provocó un cambio de paradigma en la psicología. El sufrimiento se convirtió en la principal preocupación de los psicólogos de la época, y el estudio de los factores y características positivas quedó relegado a un segundo plano hasta el ascenso de la psicología humanista entre los años 50 y 60, cuyos principales exponentes fueron Carl Rogers, que trató de incorporar una relación más cercana con los pacientes y Abraham Maslow, que se centró en las necesidades humanas y la forma de alcanzar la felicidad y la autorrealización. La psicología humanista cambió el enfoque terapéutico y puso acento en características propias de los seres humanos como la libertad, la tendencia a la autorrealización y la capacidad de decisión y responsabilidad.

En 1998, durante la ceremonia en la que fue nombrado presidente de la Asociación Americana de Psiquiatría, Martin Seligman, conocido hasta el momento por su estudio de la indefensión aprendida, introdujo esta nueva conceptualización de la psicología, presentando en 1999, un modelo de tres vías que conducían a la felicidad:

  • La vida placentera: Busca potenciar las emociones positivas tanto en el presente como en el pasado y el futuro.
  • La vida comprometida: Trata de poner en práctica nuestras fortalezas para conseguir un mayor número de experiencias óptimas.
  • La vida significativa: El objetivo de esta vía es fijar objetivos y metas que den sentido a nuestra vida.

Además de Seligman, otros autores como el croata Mihaly Csikszentmihalyi o la americana Barbara Lee Fredrickson han aportado nuevas teorías y modelos a la psicología positiva, que explicaremos en otro artículo.

¿Para qué sirve la psicología positiva?

La psicología positiva es capaz de mejorar la calidad de vida, reduciendo la incidencia tanto de patologías psicológicas como físicas. Además, a nivel educativo, existen estudios sobre motivación extrínseca, desarrollo en jóvenes, apego, motivación académica, ambientes de aprendizaje y servicios de orientación familiar, que enfatizan que la generación y optimización de las fortalezas desde una aproximación basada en la psicología positiva tiene efectos significativos en dichos campos. Un perro disfrutando del aire por la ventanilla de un coche. Psicología positiva.

La psicología positiva puede aplicarse de forma muy sencilla al ámbito escolar, centrando la atención en los atributos positivos de los estudiantes tanto a nivel individual como grupal. Si atendemos a los estudios realizados en este campo, los profesores que enfatizan las experiencias positivas durante el aprendizaje son responsables de una mejora en la autoeficacia y autoestima de los niños, mejorando su desarrollo psicológico y emocional. Además, si se hace de manera correcta se consigue un incremento de la motivación tanto extrínseca como intrínseca, con lo que se reducen las tasas de fracaso escolar y los comportamientos problemáticos y se mejora el rendimiento, ayudando a los niños a aprender cómo manejar de forma adecuada las dificultades a las que se enfrenten tanto en ese momento como en el futuro.

¿Cómo es la terapia con psicología positiva?

A nivel clínico, el principal objetivo de la psicología positiva es llevar la intervención hacia el desarrollo de estrategias que favorezcan y mejoren las experiencias emocionales positivas, lo cual está orientado hacia la prevención y el tratamiento de los trastornos relativos a la presencia de emociones y pensamientos negativos, como la Un padre disfrutando de tiempo con su hijo. Psicología positiva.ansiedad, la depresión, el estrés, los problemas de control de impulsos, la agresividad, los problemas de autoestima, los trastornos de la conducta alimentaria o incluso las adicciones.

Quiero aprender más sobre psicología positiva.

Aquí te dejamos siete de los mejores libros de psicología positiva con los que puedes aumentar tu conocimiento sobre este apasionante tema:

  • Russ Harris, (2010). La trampa de la felicidad.
  • Martin Seligman, (2011). La vida que florece.
  • Mihaly Csikszentmihalyi, (2003).  Flow: una psicología de la felicidad.
  • Martin Seligman, (2011). La auténtica felicidad.
  • María Jesús Álava Reyes, (2004). La inutilidad del sufrimiento.
  • Sonja Lyubomirsky, (2008).  La ciencia de la felicidad.
  • Donald O. Clifton, (2005). ¿Está lleno su cubo? Estrategias para potenciar sus emociones positivas.

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