Las autorrevelaciones son definidas como información personal que el psicólogo ofrece sobre sí mismo, compartiendo vivencias propias, sentimientos, necesidades, herramientas que usó o desarrolló a raíz de dicho evento, etc. Durante estas intervenciones, el profesional habla abiertamente sobre un hecho autobiográfico que guarda relación con lo que el paciente está abordando en la sesión.
Pero, ¿para qué sirven?
En primer lugar, para validar al paciente. En muchas ocasiones, a parte del problema o las dificultades por las que está atravesando, la persona que acude a consulta expresa que nadie le entiende o comenta situaciones donde el entorno le invalida, es decir, le transmite que no debería sentirse de ese modo que no es normal.
Ese mensaje es interiorizado y genera mayor malestar, pues implícitamente la persona además siente que no es “suficiente” o “no está bien”.
Al revelar una vivencia o sentimientos parecidos a los que está experimentando el paciente, el mensaje que le estamos transmitiendo es justo el contrario, que puede sentirse así, que no hay nada “malo” en ello, pues advierte que lo que ha vivido o sentido le ocurre a otras personas, incluso al terapeuta. Así también puede actualizar sus creencias, normalizar sus pensamientos, emociones, actitudes, conductas, etc., y, de este modo, no solo aliviar su malestar, sino prepararse para poder hacer algo al respecto.
No solo se alivia su dolor, sino que se siente realmente comprendido. Quizá, por primera vez en mucho tiempo.
En segundo lugar, sirve para cambiar cómo es percibido el terapeuta, le humaniza y desmitifica. En muchas ocasiones, el paciente ve al psicólogo como una persona con recursos infinitos, que sabe cómo actuar en cada momento de la forma más adecuada, que tiene todas las respuestas, etc.
Descubrir que está frente a una persona que también puede sentirse de la misma forma, perdida, con dudas, miedos, inseguridades, superada en algunas ocasiones, etc., reconforta y les hace entender que se puede, y que ir a terapia significa que se pueden descubrir los recursos propios permitiéndote lo que necesitas.

Todo lo anterior sirve para afianzar la alianza terapéutica, es decir, fortalecer el vínculo, uno de los mayores predictores de éxito de la terapia. La autorrevelación genera y potencia la confianza, pues siente que el terapeuta está involucrado genuinamente en el proceso, se siente acompañado y, consecuentemente, seguro para poder mostrarse y compartir. En ocasiones, esto resulta tan difícil que es necesario que el terapeuta se muestre primero.
No en todas las ramas se recomienda el uso de las autorrevelaciones, ni todos los profesionales se sienten cómodos empleando esta herramienta. Los terapeutas son figuras que pueden convertirse en ejemplos a seguir, a partir de los cuales aprender mediante el modelado, y con los que poder poner en práctica cambios de forma segura. Entonces, ¿por qué no aprovecharlo?
Porque hay riesgos. Y deben ser tenidos en cuenta.
Siempre se debe especificar que esa experiencia, esos sentimientos y los recursos que el terapeuta puso en práctica, son propios de dicha persona. El paciente no tiene por qué hacer lo mismo, sino que debe servir de ejemplo para que el paciente encuentre su propia forma de conseguir su propósito.
Se puede debe ser el mensaje implícito. “Se puede conseguir…” “Se puede sentir…”
Sin embargo, no es tan sencillo como parece. No está recomendado para todos los pacientes ni tampoco para todas las problemáticas.
El objetivo de las intervenciones tiene que ser siempre ayudar al paciente. Nunca el desahogo del psicólogo. Si el paciente siente que debe aconsejar o ayudar a su terapeuta, se ha invertido el rol. Tampoco debe convertirse en una costumbre, pues se corre el riesgo de sentir que las sesiones son charlas entre dos amigos.
Si se identifica que en todas o en la gran mayoría de las sesiones se producen comentarios acerca de la vida del terapeuta o las revelaciones son meros intercambios de información personal, es decir, dicha información no va en beneficio del paciente ni se analizan posteriormente, se debería valorar si se han transgredido límites.
Todo esto puede generar interferencias en el proceso , es decir, el profesional estaría generando obstáculos extra que impedirían su avance.
Como profesionales de la psicología, teniendo en cuenta tanto los beneficios como los posibles riesgos, nosotras abogamos por el uso profesional y ético de esta herramienta.