Durante el tiempo que llevo trabajando como psicólogo infantil en Valencia, han sido muchas las madres y los padres que me han preguntado acerca de la conducta de sus hijos en relación a ciertas amistades que solo los pequeños podían ver y escuchar. Si dejamos a un lado las teorías más esotéricas y pseudocientíficas, nos quedan unos padres preocupados por si su hijo o hija que habla con un personaje imaginario tiene algún problema. Hoy trataremos de sacaros de dudas.
¿Qué son los amigos imaginarios?
La existencia de un amigo imaginario es un suceso bastante habitual, producto del desarrollo normal, y es que según los estudios entre un 30 y un 50% de los niños admite haber tenido un amigo imaginario en algún momento de su vida. La mayoría de estas figuras suele estar basada en las experiencias de los niños y por tanto es habitual que tomen la forma de superhéroes, animales, personajes de televisión, dibujos animados u otros niños.
En caso de que como padres nos encontráramos preocupados, esta habría sido una de las principales preguntas a las que habríamos dado respuesta. Pero más concretamente, deberíamos averiguar quién o quiénes son esos amigos imaginarios de nuestros hijos. No hace falta ser psicólogo infantil en Valencia para darse cuenta de que si la figura principal en la que nuestros hijos vuelcan su experiencia de amistad tiene una carga negativa, posiblemente nos estemos enfrentando a un problema.
¿En qué etapa son normales?
La mayoría de niños comienzan a imaginar amigos desde aproximadamente los dos años de edad y hasta los seis. Es en este período durante el cual podemos encontrar a nuestros hijos hablando o jugando solos. Sin embargo, como ocurre siempre que se habla de psicología infantil, debemos tener en cuenta que las etapas o las edades que se mencionan son una guía que debe interpretarse de forma flexible, no seguirse al pie de la letra.
Durante esta etapa el pensamiento de los niños tiene unas características muy particulares y no se encuentra todavía totalmente desarrollado. Según Piaget este pensamiento, llamado preoperatorio se define por ser:
Egocéntrico, lo que impide que el niño sea capaz de ponerse en la piel de los demás y por tanto dé importancia únicamente a las cosas que le afectan directamente.
Secuencial, obligando al niño a procesar la información por partes y tener dificultades en establecer relaciones complejas entre sucesos y acciones.
Irreversible, lo que significa que durante esta edad resulta muy complicado entender que un suceso o una operación funciona en ambos sentidos, o lo que es lo mismo, existe una elevada dificultad a la hora de entender cualquier proceso mental como reversible y las relaciones que se establecen son siempre unilaterales.
Como todas las funciones de nuestra mente, los amigos imaginarios cumplen un propósito. Si estudiamos con atención y detenimiento las edades aproximadas de comienzo y finalización nos daremos cuenta de que existe un patrón. Se trata del período en el que los niños no están necesariamente escolarizados, y termina habitualmente el primer año después de que nuestros hijos entren al colegio.
Lo que esto sugiere es que existe al menos un componente en las escuelas que genera o acelera la desaparición de los amigos imaginarios, y probablemente sea la presencia de otros niños de su edad con los que socializar.
¿Cuál es la función de los amigos imaginarios?
Existen varias funciones que podríamos asociar a la presencia de un amigo imaginario, especialmente si tenemos en cuenta las edades que hemos comentado anteriormente. A continuación detallaremos algunas para que queden lo más claras que nos sea posible.
Sirven como catalizador de las emociones: Una de las tareas más complicadas a las que se enfrentan los niños a la hora de desarrollarse es la de conseguir controlar e identificar sus emociones. Nuestros hijos pueden utilizar a sus amigos imaginarios para que expresen las emociones que ellos mismos sienten y por tanto entrenar la forma de expresarlas, sentirlas e identificarlas.
Tienen una función de ensayo: Las situaciones sociales son algo natural para los seres humanos, pero no nacemos conociendo las normas sociales ni las reacciones que podemos esperar de los demás, por lo que algunos niños se apoyan en estos amigos imaginarios para ensayarlas.
Actúan como reductores del estrés: Cuando los niños pasan por una etapa difícil o sienten miedo, frustración o enfado, los amigos imaginarios pueden servir tanto para amortiguar estos estados de ánimo como para desarrollar estrategias con los que resolverlos.
Refuerzan su autoestima: Una parte muy importante de nuestra autoestima es la percepción que tenemos de cómo nos ven y qué piensan de nosotros los demás. Al tener un amigo que pueden moldear, nuestros hijos consiguen un apoyo bastante importante a la hora de enfrentarse a situaciones en las que su autoestima puede flaquear.
Mejoran la capacidad de imaginación y sirven como compañeros de juego: Muchos niños tienen necesidades que sus padres no pueden cubrir bien por incompatibilidad horaria o por otras dificultades, así que es habitual que los niños creen juegos en los que solo sean necesarios ellos y sus amigos imaginarios.
¿Cuándo es necesario acudir a un psicólogo infantil en Valencia?
Como ya hemos comentado, en la gran mayoría de casos no hay razón para preocuparse de que nuestros hijos tengan amigos imaginarios, pero existen una serie de conductas que deberían hacer que saltasen nuestras alarmas.
Cuando la existencia de los amigos imaginarios haga peligrar las relaciones sociales de nuestros hijos, dejen de hacer cosas por estar con ellos, se muestren agresivos o se nieguen a hablar de sus amigos imaginarios aunque sepamos que siguen teniéndolos, probablemente exista una problemática de fondo que requiera la ayuda de un psicólogo infantil en Valencia para que la resolvamos de forma satisfactoria.
Si la edad del niño es superior a los seis o siete años y no existe alguna justificación lógica para que siga teniendo contacto con estos amigos imaginarios deberíamos evaluar la gravedad de la situación y en caso de que lo estimemos necesario o la conducta no remita, contactar con un psicólogo infantil en Valencia.
En caso de que se den cambios en la personalidad o la conducta de nuestros hijos de forma repentina, como dejar de tener interés por la socialización, comience a tener problemas en el colegio, cambios de humor, rabietas, miedos no justificados o pesadillas y terrores nocturnos nuestra labor como padres es buscar un especialista que nos oriente o comience un proceso de terapia infantil.
¿Cómo debemos actuar ante esta situación?
La respuesta más rápida y concisa es que no debemos hacer absolutamente nada. Si no se cumplen las señales de alarma que hemos mencionado anteriormente, el mejor curso de actuación es dejar que los niños experimenten, se desarrollen y aprendan a través de la manera que ellos elijan de forma natural. Nunca debemos conductas que fomenten o prohíban de forma explícita a sus amigos imaginarios.
Sin embargo, en caso de que nuestro hijo atraviese una fase en la que no sea especialmente comunicativo con nosotros, podemos utilizar preguntas acerca del estado de ánimo y la conducta de su amigo imaginario para tener una idea aproximada de cómo se encuentra nuestro hijo.
Esperamos que este artículo haya despejado dudas acerca de esta fase del desarrollo tan característica, y como siempre os recordamos que si necesitáis un psicólogo infantil en Valencia, en Dopsi estaremos encantados de atenderos si os ponéis en contacto con nosotros.