Psicólogo para duelos en Valencia

Psicólogo para duelos en Valencia

Las personas somos racionalmente conscientes de que la muerte es un proceso inherente a la vida. Sabemos que, a lo largo de nuestro ciclo vital estableceremos vínculos con familiares, amigos, vecinos y otros muchos grupos de personas que, en un momento dado, dejarán de estar presentes en nuestra cotidianeidad a causa de su fallecimiento.

Sin embargo, ese conocimiento objetivo y realista que poseemos sobre la muerte no nos hace indiferentes al impacto que genera la muerte de un ser querido.

Cuando alguien a quien amamos fallece es muy probable que experimentemos un intenso dolor asociado a la pérdida de ese vínculo en el presente, y de cara al futuro.

Ese dolor forma parte del proceso conocido como “duelo”, en el que las personas experimentan la profunda tristeza que conlleva la ausencia de un ser querido, y deben aprender a adaptar su vida, que continúa sin la persona fallecida.

El duelo es un proceso natural que todos los seres vivos experimentamos cuando amamos y perdemos a un ser querido. Se estima que tiene una duración aproximada de entre seis meses y un año, por lo que es a partir de este momento cuando, según la detección de ciertos síntomas en el o la persona doliente, podemos sospechar de la presencia de un duelo patológico (no superado).

Las investigaciones de la psicóloga Elisabeth Kübler-Ross, el duelo consta de cinco fases que suelen atravesar todas las personas dolientes, aunque no necesariamente siempre en el mismo orden: negación, ira, negociación, depresión y aceptación.

Habitualmente, cuando hablamos de duelo patológico nos referimos a la presencia de rasgos asociados a alguna de las fases del duelo arriba mencionadas que, posiblemente, no se han resuelto de la forma adecuada y, por tanto, nos permiten afirmar que la persona no ha terminado de superar el proceso de duelo.

En ocasiones, el duelo se lleva de forma descontrolada y el doliente comienza a poner en práctica ciertas conductas como el consumo de drogas, una dedicación excesiva al tiempo de trabajo, o practica deporte de forma desproporcionada en un intento de evadirse y evitar el dolor asociado a la pérdida. También es muy posible que, durante este periodo, la persona presente problemas físicos o psicológicos que tengan que ver con el objeto del duelo.

Además, algunos duelos pueden ser más complicados que otros, como en casos en los que el ser querido ha cometido un suicidio o cuando unos padres pierden a un hijo, incluso antes de nacido o al poco tiempo de nacer.

Esto se debe a que, en el primer caso, los sentimientos de “culpa” son frecuentes en el doliente, quien considera que podría haber hecho algo más para evitar lo sucedido. En el segundo caso, el peso evolutivo convierte a los padres en grandes dolientes al considerar que los hijos “deberían” enterrar a sus padres, y no al revés.

En todos estos casos el apoyo de nuestro psicólogo para duelos puede resultar verdaderamente útil. Después de un acontecimiento traumático o doloroso como es la pérdida de un familiar es habitual sentirse desanimado, decaído y reviviendo dicho suceso, pero cuando el duelo se mantiene de forma intensa por más de un año, sintiendo ansiedad, dolor o angustia al recordarlo, una intervención psicológica de calidad puede ser de utilidad para la elaboración sana del duelo y la asimilación de la pérdida de cara a un óptimo funcionamiento cotidiano.

El trabajo con el duelo también es importante desde la psicología a la hora de explicar el fallecimiento de un ser querido a niños pequeños, que pueden no entender bien el concepto de la muerte y sus implicaciones, como la irreversibilidad.

Del mismo modo, la etapa adolescente puede ser complicada a la hora de manejar una situación de duelo, debido a que el menor control de impulsos relacionado con este periodo evolutivo puede implicar la manifestación de ciertos arrebatos emocionales de enfado e ira.

En Dopsi, ofrecemos nuestra atención psicológica de calidad en procesos de duelo para dotar a adultos y menores de las mejores estrategias para el procesamiento de una pérdida y que puedan adaptarse a la misma de una forma sana y constructiva.

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