Estás en el sofá, junto a tu pareja contándole algo y adviertes que su mirada está pegada a la pantalla. En una cena, viendo la televisión, a solas o en grupo, por más que reclamas su atención, esta se encuentra totalmente focalizada en el móvil. ¿Te ha pasado?
Las nuevas tecnologías ya forman parte de nuestro día a día. Nos acostamos mirando una pantalla y es lo primero que muchos ven antes de salir de la cama. Llevamos reloj, pero consultamos la hora en el móvil. Nos sentamos a comer y el teléfono es uno más. Comprobamos los likes, los privados, los matches… A veces, simplemente desbloquemos la pantalla por inercia, sin saber muy bien para qué lo hemos hecho.
Se han vuelto imprescindibles para realizar la mayoría de las tareas, incluso para conectarnos con otras personas, sin importar dónde se encuentren. Pero, ¿qué sucede cuando precisamente estos aparatos nos distancian de aquellos que tenemos más cerca?
Os traemos otro anglicismo que se abre paso en nuestras relaciones, y no precisamente para bien. Se llama phubbing, proveniente de phone (teléfono) y snubbing (ignorar, despreciar). Poco queda por añadir para definirlo. No se trata únicamente de ignorar a las personas con las que nos encontramos, sino de la dificultad a la hora de controlar el impulso de usar un dispositivo electrónico, así como de las consecuencias que va a tener esta conducta, tanto para quien la realiza, como en sus relaciones interpersonales. Entre ellas encontramos: aumento de los conflictos, aumento de la probabilidad de desarrollar adicción al teléfono móvil, aumento de sintomatología depresiva y disminución de la satisfacción en las relaciones y del bienestar percibido.

Entonces, ¿qué lleva a la persona a consultar el teléfono constantemente?
Hay algunos factores que suelen estar presentes:
- Miedo o preocupación por perderse información. Vivimos en la era de lo inmediato. En el feed salen las publicaciones más recientes. Los stories duran 24 horas. ¿No viste el directo? Si pestañeas te lo pierdes. Todo esto fomenta la tiranía de tener que estar actualizado en todo momento.
- Dificultad para mantener la atención. En los dispositivos todo es automático, intuitivo, rápido. ¿Te gusta? Lo pides. A un click de tu objetivo. Al grano. En las conversaciones se dan rodeos, hay explicaciones, hay detalles… Y puede que a nuestro cómodo cerebro le genere hastío cambiar a un ritmo más lento. Si no te interesa lo que te están contando o lo que estás viviendo, siempre tienes a mano otra realidad virtual donde cobijarte…
- Déficit en el control de impulsos. Con todo lo que hemos enumerado, ¿cómo vamos a poder resistirnos? Tenemos todos los ingredientes para caer en la tentación. Y, en caso de querer hacer el esfuerzo, todos los impedimentos para que nos cueste conseguirlo.
¿Cuáles son las consecuencias para la pareja?
Hay muchas razones por las que el phubbing es especialmente molesto dentro de la pareja. Entre los aspectos que hay que evaluar se encuentran: el tipo de apego, el grado de confianza, cómo es la comunicación, cuanto tiempo pasan juntos y si es tiempo de calidad, si alguno de los miembros sufre ansiedad, celos o algún tipo de adicción, etc. ¿Por qué son tan importantes? Porque el grado de interferencia será mayor y, por tanto, la dificultad al tratar de realizar cambios.
La mayoría de los miembros de la pareja encuestados que sufrían phubbing confesaban sentirse frustrados e insatisfechos, pudiendo llegar a instrumentalizar el uso del teléfono móvil como forma de “castigo”, al ignorar deliberadamente los mensajes o llamadas de la pareja.
¿Qué podemos hacer?
¿Pagar con la misma moneda? ¡A partir de ahora yo también voy a ignorar a la gente con la que quede! ¡Error! Lo primero que deberíamos hacer es dejar de normalizar esta conducta. Genera malestar en las personas que se encuentran presentes, siendo “ignoradas”. Coger el testigo y reproducirla lo único que va a generar es aumentar el número de personas afectadas así como el malestar, dificultando que nos demos cuenta de lo que significa hacer esto. ¡No al ojo por ojo!
Poner el móvil en silencio o boca abajo, apagarlo, quitar las notificaciones, no sacarlo del bolsillo o del bolso durante un determinado lapso de tiempo previamente acordado, serían algunos de los acuerdos que se podrían negociar, aunque es necesario evaluar qué factores están manteniendo la conducta y la gravedad de las consecuencias, para poder plantear unos objetivos terapéuticos individualizados que no deberían únicamente basarse en eliminar la conducta problema, sino también en abordar los problemas que hayan aparecido.